domingo, 27 de septiembre de 2009

Quién los entiende


Quién los entiende. El clero mexicano se pronuncia por tener un lugar dentro de los festejos del Bicentenario de la Independencia, alegando que don Miguel Hidalgo y José María Morelos fueron sacerdotes. Ya se les olvidó que ambos fueron expulsados de la Iglesia y excomulgados. Que ambos fueron repudiados por la Iglesia, humillados públicamente, negados, que sus palabras fueron contradichas. Pareciera que quieren la gloria de forjar héroes, líderes, pero no la responsabilidad de ser actores decisivos en la historia. 
     El jueves, durante la Jornada Académica llamada “Independencia e Iglesia”, el Arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, dijo que “las circunstancias preocupantes, dolorosas que vivimos, nos exigen un nuevo empeño para romper las cadenas de la injusticia, y para superar los miedos que nos paralizan”. Pero después se cuidó de agregar: “hoy estamos convencidos de que a los sacerdotes no nos corresponde un liderazgo social; nuestra labor como iglesia es formar conciencia. Otra de nuestras responsabilidades sería fomentar la paz, la concordia y el respeto a la vida…”. 
      Reproduzco aquí una parte del Edicto que lanzó el Santo Oficio de la Inquisición contra don Miguel Hidalgo, acusándolo de hereje y revoltoso. Este documento fue colocado en la entrada de todos los templos para fomentar la paz
“... y habéis hablado con desprecio de los Papas y del gobierno de la Iglesia, como manejado por hombres ignorantes de los cuales uno que acaso estaría en los infiernos, estaba canonizado (…) negáis la perpetua virginidad de la Virgen María, adoptáis la doctrina de Lutero en orden a la divina Eucaristía y confesión auricular, negando la epístola de San Pablo a los de Corintio, y asegurando que la doctrina de este sacramento está mal entendida, en cuanto a que creemos la existencia de Jesucristo en él. (…) Hicisteis pacto con vuestra manceba para que os buscase mujeres para fornicar y para lo mismo le buscaríais a ella hombres, asegurándola que no hay infierno ni Jesucristo (…) vuestra impiedad represada por el temor, ha prorrumpido como un torrente de iniquidad en estos calamitosos días, poniendo a la frente de una multitud de infelices que habéis seducido, y declarando la guerra a Dios, a su santa religión y a la patria, con una contradicción tan monstruosa que predicando según aseguran los papeles públicos, errores groseros contra la fe, alarmáis a los pueblos para la sedición con el grito de la Santa Religión, con el nombre y devoción de María Santísima de Guadalupe y con el de Fernando Séptimo, nuestro deseado y jurado Rey...”. 
      Quién los entiende.

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