lunes, 21 de mayo de 2012

“Hay que hablar menos y hacer más”: Jaime Muñoz


Jaime Muñoz Vargas vive por y para la palabra. Además de ser uno de los protagonistas de nuestra literatura dentro y fuera del terruño, se ha desempeñado como maestro, coordinador de talleres, columnista, editor, tuitero… en los últimos meses ha dejado que su laptop descanse (le ha arrancado al teclado más de quince libros) y ha privilegiado las acciones, pues acaba de cumplir cien días como Director de Cultura de Torreón. Como diría uno de mis maestros, se sacó el tigre de la rifa: no debe ser sencillo hacer esa chamba en un Coahuila endeudado e inmerso en la violencia, pues en este escenario la cultura podría parecer para algunos la última de las prioridades. Pero Muñoz no es de los que se arredran fácilmente, y su esfuerzo va dando excelentes resultados. Con disciplina de picapedrero, ha hecho rendir estos cien días como si fueran trescientos: imparte talleres, organiza presentaciones de libros, funciones de teatro, gestiona apoyos, se da tiempo para hablar con creadores y administradores, para tomarle el pulso a la ciudad. En tres preguntas, hace un recuento de estos cien días:

¿Cómo evaluarías, en tres líneas, estos primeros cien días de trabajo como Director de Cultura de Torreón?
Ha sido una experiencia dura y enriquecedora al mismo tiempo. Al llegar a la DMC noté que había una gran inquietud por conversar de parte de la comunidad cultural local. Muchos querían plantear proyectos y solicitar apoyos, y algunos cuantos, también, compartir su trabajo de manera solidaria. Me di poco más de un mes para recibirlos, para no dejar a nadie fuera del diálogo (creo que en la oficina platiqué con más de cien personas durante ese primer mes). A la par configuré mi proyecto, vi que en general, como siempre, el presupuesto es limitado en relación con el tamaño de la ciudad y con las solicitudes de la comunidad artística, pero también vi que se podía hacer algo importante y novedoso: seguir con los llamados “eventos”, las presentaciones, las exposiciones, todo eso, pero al mismo tiempo comenzar, apenas comenzar, con lo que considero la idea clave de mi paso por la DMC: jalar hacia el Oriente. Forzado por su geografía, dado que no puede crecer hacia la sierra de las Noas ni hacia el lado de Durango, nuestra ciudad ha crecido espectacularmente hacia el nor, centro y suroriente. Allá está ahora, mayoritariamente, la vivienda, la industria y el comercio de la ciudad, pero a esto no se le ha aparejado infraestructura cultural. Mi idea es ésta: poner en la agenda de las políticas públicas culturales de Torreón la urgencia de llevar cultura hacia el Oriente, de considerar que en diez o más años debe haber, sin falta, centros culturales equivalente, o más grandes si es posible, a los que ya tenemos por suerte en el centro histórico. Por lo pronto, apelé a la inquietud de varios maestros que ya están dando clases de arte en espacios prestados del Oriente. Es un primer paso y ojalá las administraciones culturales vendieras puedan darle seguimiento.

¿Ha cambiado tu visión de la ciudad?
El cargo en la DMC me obligó a pensar de otra manera. Cuando uno está fuera piensa que todo es más sencillo. Al llegar aquí noté que la ciudad es muy grande, que sus problemas son muchos y que mientras construimos algo debemos luchar para abatir inercias. Una de ellas, por ejemplo, es la que establece que la cultura siempre debe operar con tajadas muy pequeñas del pastel presupuestal. Y sí, de la noche a la mañana la ciudad creció en mi interior.

¿Ha cambiado tu visión del círculo de creadores de Torreón?
No tanto. Hay mucha inquietud y mucho talento, pero eso ya lo conocía, y conocía también a los creadores, promotores e intérpretes de la ciudad. Hay detalles, sin embargo, que me parecen peculiares, dignos de ser tomados en cuenta si elaboramos un estudio sobre el comportamiento cultural en la ciudad. De hecho, a lo largo de mi función en la DMC he ido tomando notas sobre la cultura local, pues sobre tal tema pienso escribir un ensayo amplio cuando termine mi responsabilidad en este espacio. Tenemos muchísimos talentos, insisto, pero también hay lastres, inercias, entendimientos tácitos muy extraños.

¿Cómo crees que influye tu labor como creador en tu labor como Director de Cultura?
No las mezclo. En todo caso, saberme escritor y haberlo demostrado aunque sea con malos libros es útil para saber que con o sin instituciones, con o sin apoyos, con o sin lo que sea, la vocación artística, cuando es genuina y poderosa, aflora. El arte es misterioso, tanto que puede nacer hasta en el desierto.

¿Cuál es el papel de la cultura en la vida de Torreón en 2012?
Si comparamos el papel actual al que tenía hace treinta años, creo que hemos avanzado. La retórica política ya desgastada dice siempre esto: “Falta mucho por hacer”. Es una obviedad. Mientras haya injusticia, mientras haya inequidad, mientras haya dolor, faltará mucho por hacer. Y bueno, no hay que repetir tanto esa frase: hay que materializarla en actos aunque sea modestos, pero actos al fin. Hay que hablar menos y hacer más.