jueves, 19 de junio de 2008

Asesinan a mujer en la colonia Juárez...




Ayer se presentó en el Teatro El Milagro (Milán 24, Col. Juárez) la novela Partitura para mujer muerta. (La autopsia estuvo a cargo de Federico Campbell, Geney Beltrán y Glafira Rocha. El acto criminal fue posible gracias a la generosidad de David Olguín, quien además de ser directivo de El Milagro es autor de Siberia, una clase maestra en asesinatos literarios...













Incluyo también algunas fotos de la presentación de la novela en Coahuila. Muy generosamente El Siglo de Torreón abrió sus puertas y, en una mesa integrada por Javier Garza, Ramón Shade y Saúl Rosales, ejecutamos la pieza...





martes, 10 de junio de 2008

Mi primer crimen...

(haz clic sobre la imagen para agrandarla)























El miércoles 18 de junio, a las 7:30 de la tarde, se presentará en el Teatro El Milagro (Milán 24, Col. Juárez) el libro Partitura para mujer muerta, novela de Vicente Alfonso publicada por Random House Mondadori.

Los comentarios correrán a cargo de









Federico Campbell








Geney Beltrán Félix





y el autor.













Modera la mesa:


Glafira Rocha












Escrita gracias a una beca de la Fundación para las Letras Mexicanas, Partitura para mujer muerta recibió el Premio Nacional de Novela Policíaca IPAX 2007. El trabajo fue considerado para el Premio Nacional de Novela Policiaca IPAX 2007 por “la agilidad dada a la historia, además de un buen sentido del suspenso, recreación de atmósferas sórdidas y una visión lúgubre y sarcástica del mundillo de los ejecutantes de música clásica, así como su conocimiento del género”, según destacó el fallo unánime del jurado integrado por Enrique Serna, Federico Campbell, Vicente Francisco Torres y Rafael Antúnez.
En memoria de Laura Suárez se ofrecerán mojitos y vino tinto.

Monterrey, 1995. El brutal asesinato de una joven violinista y la desaparición de su instrumento abren una cadena de hechos que deja al descubierto sórdidas áreas del alma humana. Casi diez años más tarde, la escena se completa cuando un mediocre laudero encuentra el violín a más de mil kilómetros del sitio donde fue robado. Al cuadro van agregándose ministeriales corruptos e incapaces, un maestro de composición que recomienda a sus pupilos hurgar en la muerte en busca de ideas, una incipiente violonchelista que sueña con destacar como ejecutante e informantes que manipulan la justicia con técnicas de dominó. Con altas dosis de erotismo como contrapunto y complemento de la violencia, Partitura para mujer muerta es una invitación a explorar la perturbadora belleza de la muerte.

lunes, 2 de junio de 2008

Instrucciones para no perderse una final

Sugerencia con miras a la final de futbol: hoy por la tarde prepare su bandera, cómprese una camiseta verdiblanca y consiga un ejemplar de Masa y Poder, del pensador búlgaro Elías Canetti. Trate de dormir bien, y por más tentación que sienta, no abra aún el libro de Canetti. Ya llegará el momento indicado. Mañana arribe temprano al Estadio Corona y tómese una, dos, tres cervezas. Las que aguante sin ponerse necio. En varios puntos del graderío oirá tambores, cornetas, silbatos: comenzará a sentir un hormigueo interior, una fuerza que pocas veces ha sentido antes. Admire a las porristas. Lance un gruñido cuando los jugadores del Cruz Azul salten a la cancha. En cuanto los del conjunto lagunero pisen el césped tome –ahora sí– su libro de Canetti y ábralo en la página 73. Lea: “El fenómeno más importante que se produce en el interior de la masa es la descarga. Antes de ella, la masa no existe propiamente: sólo la descarga la constituye de verdad. Es el instante en que todos los que forman parte de ella se deshacen de sus diferencias y se sienten iguales”.
El sonido local anunciará las alineaciones. Pero usted ya las conoce, así que mientras los jugadores pelotean, calientan e intentan concentrarse, usted puede seguir leyendo: “Entre estas diferencias interesan sobre todo las impuestas desde fuera: diferencias de rango, posición social y propiedad. En tanto que individuos, los hombres son siempre conscientes de estas diferencias, que gravitan pesadamente sobre ellos y ejercen una gran presión para mantenerlos separados.
Únicamente en forma conjunta pueden liberarse los hombres del lastre de sus distancias. Y eso es justamente lo que ocurre en la masa. En la descarga se despojan de las separaciones y todos se sienten iguales. En medio de esa densidad en la que apenas queda espacio libre entre los cuerpos, que se estrechan entre sí, cada cual se encuentra tan próximo al otro como a sí mismo, lo cual produce un inmenso alivio. Y es por ese instante de felicidad en el que ninguno es más ni mejor que el otro como los hombres se convierten en masa”.
Despegue su mirada del libro y observe cómo el árbitro señala el comienzo del partido; escuche el rugido que se apodera del estadio. Los Muchachos de Zapopan llenarán la tribuna con sus porras, y es probable que le pidan que se sume al griterío por el bien del equipo. Puede usted responderles tranquilo: “los gritos aprendidos y repetidos a intervalos regulares aún no son señal de que la masa haya alcanzado vida propia. Sin duda han de conducir a ello, pero pueden ser exteriores, como los ejercicios tácticos de una división del ejército”.
Un rugido verde volará el estadio cuando Matías Vuoso o Cristian Benítez marquen el primer gol. Quizá le extrañe que usted, acostumbrado al silencio y a la mesura, de pronto se encuentre ahora sí gritando. Es probable que algunos fanáticos del Cruz Azul estén a su lado y que alguno de ellos se vuelva a verlo con cara de maestro de civismo. Sea paciente. En vez de fruncir el ceño o lanzarle el clásico “pos qué o qué”, abra una vez más su ejemplar de Masa y Poder y léale el tercer párrafo de la página 96: “El clamor repentino, tal como solía estallar en las ejecuciones públicas, cuando la cabeza del malhechor era sostenida en alto por el verdugo, o el alarido que se deja oir en los eventos deportivos, son la voz de la masa. Su espontaneidad es de la máxima importancia”.
Sin embargo, debe ir prevenido al encuentro. Puede que también algunos aficionados al Cruz Azul lleven libros de Canetti y le respondan, un tanto dolidos, con el párrafo de la página 97: “no puede saberse de antemano si alguien meterá un gol ni cuándo ni desde cuál de los bandos (…) El derrotado, además, tiene la oportunidad de desquitarse y no todo habrá terminado para siempre”. O “El momento de la descarga, tan feliz y anhelado, lleva en sí su propio peligro. Adolece de una ilusión fundamental: esos hombres que de pronto se sienten iguales, resulta que no lo son en realidad ni para siempre”.