viernes, 13 de marzo de 2009

Por partida doble

Vicente Alfonso y Frino, en una foto (no muy) reciente

Hace un par de años el médico italiano Severino Antinori sorprendió al mundo con la afirmación de que pronto nacería el primer humano clonado, fruto de experimentos inciertos en alguna nación árabe. De inmediato, otros científicos se apresuraron a desmentirlo. Lo importante aquí no es qué tan cierta o falsa es la declaración de Antinori, sino que pueda ser posible. Hoy se tiene la impresión de que muchos experimentos se hacen sólo porque pueden hacerse, sin analizar a fondo las puertas que se abren con cada paso. En el terreno práctico, la generalización de las prácticas de clonación humana causaría un estrépito que no estamos preparados para asimilar: demostraría que no somos irrepetibles, al menos biológicamente. 
       La cosa es que no lo somos. En la naturaleza encontramos casos que permiten entrever los problemas que brotan de una situación así. Uno de estos escenarios, que atiza la curiosidad general desde siempre, es la de los gemelos idénticos. Se llaman gemelos idénticos aquellos que provienen de un solo óvulo fecundado por un mismo espermatozoide, que se ha dividido en algún momento de su evolución. El resultado es el nacimiento de dos personas con gran parecido físico. Ante la semejanza, surge siempre la tentación de establecer lazos invisibles entre los hermanos que viven rodeados de mitos extraños y creencias imposibles: ¿mantienen un canal de telepatía? ¿si uno se enferma, el otro resiente los síntomas? ¿aprovechan las coincidencias físicas para hacer trampa en los exámenes? ¿besan de vez en cuando a la mujer que no les corresponde?
Los antiguos aztecas creían en Xólotl, un dios que en realidad eran dos: siempre se representaba doble, podía ser en forma de dos coyotes, dos plantas, dos águilas. La idea no era del todo equivocada: Jean Rostand, biólogo destacado, califica en su Ensayo Sobre lo Humano a los gemelos como “un reto a la unidad biológica de la persona”.
      La solución a este acertijo doble parece estar más cerca de la literatura que de la medicina: los escritores han sabido captar desde siempre que hay un plano en el que las personas, a pesar de compartir los rasgos físicos, tienen diferencias notables que forman su esencia individual, irrepetible. La relación entre mellizos no es en este caso una lucha de absolutos y bueno contra malo, tonto contra listo y ni un espejo biológico, sino una situación con relieves humanos como cualquier otra. El tema ha sido abordado desde épocas remotas por Antífonas, Plauto y Aristófanes, hasta las novedades literarias de José Saramago y Tomás Eloy Martínez.
     Mark Twain jugaba con las posibilidades de la confusión: decía que no sabía si aún estaba vivo, porque en su infancia su madre lo había mezclado en el baño con un hermano gemelo, quien había muerto mucho antes que él. García Márquez utiliza estas duplas humanas como la columna vertebral del cuento La Otra Costilla de la Muerte; también en las novelas Crónica de una Muerte Anunciada y Cien Años de Soledad. Es notable el retrato de Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo, hermanos condenados al destino compartido de la confusión constante. “Los cuerpos fueron puestos en ataúdes iguales y allí se vio que volvían a ser idénticos en la muerte, como lo fueron hasta la adolescencia (...) En el tumulto de última hora, los borrachitos tristes que los sacaron de la casa confundieron los ataúdes y los enterraron en tumbas equivocadas”.
      Cada paso científico exige en sí mismo la madurez para sobrellevarlo. La incapacidad humana para enfocar la existencia de los mellizos permite una idea aproximada de las dificultades que acarrearía la clonación en masa. Estamos en una etapa demasiado temprana en la que aún creemos que investigar es destrozar a destajo, como el niño que rompe sus juguetes para ver cómo funcionan.

2 comentarios:

El Rulfiano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Rulfiano dijo...

Esta muy interesante este Post sobre los gemelos Vicente; y quien mejor que tú para escribir acerca del tema. No podrás negar que los gemelos tienen mucho en común: Tú y Frino son escritores, han estudiado e interpretado musica, y tambien ambos han destacado en la literatura.
Saludos.