El 12 de septiembre me enteré, por un correo de Jaime Muñoz Vargas, de que el libro de cuentos Leyenda Morgan fue elegido para formar parte del programa capitalino "Para leer de boleto en el Metro". Se hará una reedición de 10 mil ejemplares que serán distribuidos gratuitamente entre los usuarios del sistema de transporte colectivo de la Capital.
Hasta donde tengo noticia, el único registro lagunero que había entrado en este programa editorial había sido ¡Buen viaje! Décimas, sonetos, octavas y liras para niños escrito por Frino en 2008 y publicado también durante este año.
Jaime Muñoz nos tiene acostumbrados a este tipo de "vuelacercas" (para decirlo en lenguaje beisbolero). Ahí nomás, con el mismo título, ganó hace algunos años el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí. Además, sus novelas El principio del Terror y Juegos de amor y malquerencia fueron ampliamente difundidas.
El caso es que en cinco historias, Leyenda Morgan construye o reconstruye los ambientes sórdidos del Torreón nocturno.
El hombre a quien apodan Morgan es un policía judicial con buen instinto de investigador e implacablemente corrupto: sabe cómo se mueven las cosas en la sombra. Si detectives como Sherlock Holmes confían en que la escena del crimen les dará elementos suficientes para disipar cualquier interrogante, Morgan sabe que en México (y en La Laguna) cada vez que alguien muere lo más probable es que la evidencia sea alterada, modificada, borrada y para decirlo pronto, robada.
Con anécdotas atractivas que por momentos coquetean con la crónica de rincones que todos los laguneros conocemos (o deberíamos conocer), Leyenda Morgan es una prueba palpable y legible de uno de los productos que exporta La Laguna: buena literatura.
Leyenda Morgan fue publicado por primera vez por Ediciones sin Nombre, la editorial que navega al timón de José María Espinosa y Ana María Jaramillo, que entre sus autores cuenta a Esther Seligson y a Federico Campbell.
Fue precisamente el maestro Campbell quien escribió en su columna "La hora del lobo" estas líneas respecto al libro que hoy nos ocupa: "Si el mero nombre pudiera ser destino, el protagonista Primitivo Machuca Morales no hubiera tenido otra opción que ser policía. Apodado Morgan por su parecido con Joe Morgan, beisbolista que jugó en el cuadro de los Rojos de Cincinatti, es un agente de la judicial (un representante del Estado) con excelente intuición para investigar y con un buen instinto de conservación. No come lumbre. Sabe dónde no meterse.
"El teniente Morgan trabaja solo, fuma uno tras otro como si el humo no afectara la hidráulica del corazón (que es una bomba); bebe cuando está en servicio y escucha a Los Alegres de Terán y a Los Cadetes de Linares. Y lo más importante, es un asiduo lector de revistas policiales de monitos y por ello fantasea con que él mismo protagoniza una de estas publicaciones.
"Eso lo convierte en el legendario teniente Morgan, del mismo modo en que Alonso Quijano se volvió don Quijote gracias a una adicción: las novelas de caballerías".
Hasta donde tengo noticia, el único registro lagunero que había entrado en este programa editorial había sido ¡Buen viaje! Décimas, sonetos, octavas y liras para niños escrito por Frino en 2008 y publicado también durante este año.
Jaime Muñoz nos tiene acostumbrados a este tipo de "vuelacercas" (para decirlo en lenguaje beisbolero). Ahí nomás, con el mismo título, ganó hace algunos años el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí. Además, sus novelas El principio del Terror y Juegos de amor y malquerencia fueron ampliamente difundidas.
El caso es que en cinco historias, Leyenda Morgan construye o reconstruye los ambientes sórdidos del Torreón nocturno.
El hombre a quien apodan Morgan es un policía judicial con buen instinto de investigador e implacablemente corrupto: sabe cómo se mueven las cosas en la sombra. Si detectives como Sherlock Holmes confían en que la escena del crimen les dará elementos suficientes para disipar cualquier interrogante, Morgan sabe que en México (y en La Laguna) cada vez que alguien muere lo más probable es que la evidencia sea alterada, modificada, borrada y para decirlo pronto, robada.
Con anécdotas atractivas que por momentos coquetean con la crónica de rincones que todos los laguneros conocemos (o deberíamos conocer), Leyenda Morgan es una prueba palpable y legible de uno de los productos que exporta La Laguna: buena literatura.
Leyenda Morgan fue publicado por primera vez por Ediciones sin Nombre, la editorial que navega al timón de José María Espinosa y Ana María Jaramillo, que entre sus autores cuenta a Esther Seligson y a Federico Campbell.
Fue precisamente el maestro Campbell quien escribió en su columna "La hora del lobo" estas líneas respecto al libro que hoy nos ocupa: "Si el mero nombre pudiera ser destino, el protagonista Primitivo Machuca Morales no hubiera tenido otra opción que ser policía. Apodado Morgan por su parecido con Joe Morgan, beisbolista que jugó en el cuadro de los Rojos de Cincinatti, es un agente de la judicial (un representante del Estado) con excelente intuición para investigar y con un buen instinto de conservación. No come lumbre. Sabe dónde no meterse.
"El teniente Morgan trabaja solo, fuma uno tras otro como si el humo no afectara la hidráulica del corazón (que es una bomba); bebe cuando está en servicio y escucha a Los Alegres de Terán y a Los Cadetes de Linares. Y lo más importante, es un asiduo lector de revistas policiales de monitos y por ello fantasea con que él mismo protagoniza una de estas publicaciones.
"Eso lo convierte en el legendario teniente Morgan, del mismo modo en que Alonso Quijano se volvió don Quijote gracias a una adicción: las novelas de caballerías".
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