Aquella voz interna, petróleos mexicanos, cobró sentido en cuanto
invoqué Muertes de Aurora porque los lectores asociamos a Gerardo con el
béisbol y con la novela policiaca, por supuesto, pero también con la mayor
industria de este país: la petrolera. Ese vínculo es natural si revisamos su
biografía, pues hacerlo es repasar también algunos momentos significativos para
nuestra soberanía en materia de hidrocarburos. Por ejemplo: Gerardo de la Torre
nació en marzo de 1938, apenas tres días antes de que Lázaro Cárdenas nacionalizara
el petróleo. A los quince años entró a trabajar a la refinería de Azcapotzalco.
A los treinta y dos publicó su primera novela, Ensayo General (Joaquín Mortiz,
1970), cuyos protagonistas son trabajadores petroleros. En 1988 ganó el Premio
de Novela Pemex, que se convocó para celebrar 50 años de la expropiación, por
supuesto con una historia sobre petroleros. De su amplia obra podemos citar la
ya mencionada Muertes de Aurora y Los Muchachos Locos de Aquel Verano (Premio
de Novela José Rubén Romero 1994). En ambas se aborda la participación de los
trabajadores del petróleo en la vida pública de nuestro país.
Enmarcada en 1968, Muertes de Aurora se centra en un grupo de cuatro
trabajadores petroleros que simpatizan con el movimiento estudiantil y buscan
aportar su grano de arena para construir una realidad más justa. En 209 páginas
narradas con maestría, con una prosa poderosa, De la Torre nos sumerge en un
país convulso donde la represión se convierte en la respuesta sistemática a las
demandas juveniles. Un México de profundos contrastes: mientras en las
dependencias oficiales hay delincuentes de cuello blanco que son intocables, en
la calle las manifestaciones son disueltas violentamente. En el centro del
cuadro distinguimos a Jesús de la Cruz, extrabajador petrolero que trabaja en
una agencia de noticias y sueña con convertirse en escritor. Él y sus
compañeros de lucha asisten a las manifestaciones, intentan concientizar a
otros obreros de lo necesario que resulta involucrarse en los asuntos públicos
en ese momento de la vida nacional. Actuar, no sólo quejarse. Sin embargo, los
personajes que De la Torre nos entrega no son ángeles con casco y herramienta:
a lo largo de la novela, se sienten tentados por las comodidades y dudan
respecto a abandonar la lucha. A eso hay que agregar que no siempre comprenden
el carácter de las contiendas en que se ven inmiscuidos, y que en su entorno
laboral son continuamente traicionados por los dirigentes sindicales.
No es casual que tanto Vicente Leñero como José Woldenberg hayan
calificado a Muertes de Aurora como "la mejor novela que se ha escrito
sobre el 68". Y mientras en mi cabeza rebotan como un eco aquellas dos
palabras, petróleos mexicanos, sigo preguntándome en qué se basará, de dónde
sacará Gerardo de la Torre el material para escribir su próxima novela.
1 comentario:
"Muertes de Aurora" lo voy a tener en cuenta, muchas gracias por los datos. Saludos.
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